Un descarado juego de memoria en el que los jugadores han de intentar librarse de sus orejas de perro, pero ¡ojo!: ¡la oreja colgante siempre tiene preferencia! Ganará la partida, y será ovacionado como campeón mundial de las orejas colgantes, únicamente aquel jugador que recuerde bien qué orejas de perro tiene colgadas de sus orejas, y que no olvide colocarlas en el momento adecuado.