GARCIA RODRIGUEZ, ANTONIO
Hablar de los Armaos y de su historia, de sus orígenes y evolución, de sus anécdotas y personajes, de quienes pusieron las bases paraasentar y asegurar su continuidad, sin los avatares que pusieron enpeligro su supervivencia, es un grandísimo compromiso. No sólo por lainvestigación y el trabajo de campo necesario para ello. Hay en estecolectivo mucho de pasión y sentimiento, de mutación personal quetrasmina lo tangible, no sólo en el ambiente cofradiero, sino quealcanza al sentimentalismo individual que se adueña de sus propiosegos.Son mílices romanos, descendientes certeros de la Legión III deTiberio, como tal vez lo fuera aquel Macarius que le dio nombre albarrio. Abran las puertas del corazón para asimilar esa condiciónporque ellos son conscientes de que cumplen con los preceptos que leson arrogados, que son afortunados portadores de un legado, de unatrascendente misión que guardan en lo más íntimo de su ser y para laque se suponen predestinados. No se queden en la superficialidad, enel colorido de sus vestimentas ni en el ondear álbeo que culmina suscascos. Observen sus ojos, sus caras y desentrañarán el