Es un juego en el que los niños aprenden a controlar la respiración y a dominar la duración y la potencia del aire. Con este educativo juego, los más pequeños trabajarán la motricidad de boca y labios y. con ello, el desarrollo del habla. El objetivo es soplar especialmente bien para conseguir colocar "la guinda" en el pastel y obtener porciones de nata.